La salud, un propósito y una fortaleza

La sanidad y la situación de la COVID-19 se mantienen entre las principales preocupaciones de los españoles, según vienen indicando los sucesivos barómetros realizados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) desde el inicio de la pandemia en 2020. Este dato confirma un cambio de paradigma en los valores de la sociedad. La salud es uno de los grandes temas de interés tanto de los ciudadanos, como de las administraciones públicas, la sociedad civil y el ámbito empresarial. El uso generalizado de las mascarillas es una evidencia real de las opiniones manifestadas por los ciudadanos encuestados por el CIS. A pesar de no ser ya obligatorias, seguimos empleándolas de manera voluntaria.

Si planteamos un análisis DAFO sobre salud (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas), esta reflexión inicial la podríamos encuadrar en la matriz de oportunidades, a la que podemos añadir también que cada vez son más importantes las cuestiones relacionadas con el cuidado del medio ambiente y la sostenibilidad del planeta que compartimos.

En este contexto, es donde se valora el propósito de las compañías. No solo se trata de vender productos, sino de cuidar la huella que cada actividad empresarial deja en la sociedad, procurando que sea positiva y sume para el interés común de la sociedad. Estamos hablando, entonces, del apartado de fortalezas en el análisis DAFO que estamos planteando. Todas las organizaciones tienen un propósito. El reto se encuentra en definirlos bien y en saber comunicarlos.

Para quienes nos dedicamos a la salud estamos en un momento inmejorable para comunicar bien a la sociedad nuestra misión, visión y valores. Como hemos visto, ha aumentado la sensibilidad y la receptividad en torno a los temas relacionados con la sanidad. Y aquí es donde aparece el reto de trasladar bien nuestros mensajes a la sociedad. Ésta es la debilidad de muchas compañías, que carecen de las herramientas y el conocimiento adecuado para hacer llegar su propósito a la sociedad.

También se muestra ya la principal amenaza: si no comenzamos a trabajar en ello, podemos perder la oportunidad cuando las preocupaciones de los ciudadanos tornen a otros temas, como puede ocurrir perfectamente. Tenemos que ser capaces de transmitir nuestros mensajes a la sociedad y, también, a quienes tienen la capacidad de tomar decisiones para mejorar nuestro sistema sanitario y, por ende, nuestra salud. Si no lo hacemos ahora, perderemos una oportunidad inmejorable para resolver los problemas sanitarios que tenemos en países como España.

Quiero poner un ejemplo concreto, casi casual. El pasado 29 de abril fue el Día Mundial de las Personas Sin Diagnóstico. Es una efeméride impulsada por las asociaciones de pacientes en todo el mundo para promover una movilización social que posicione en la agenda pública los retos que afrontan las personas sin diagnóstico. De esta manera, piden soluciones a los problemas específicos del colectivo. Esto es especialmente sensible, por ejemplo, en el caso de las personas con enfermedades raras, cuyo diagnóstico es una odisea.

Así, quienes tenemos el privilegio de dedicarnos a trabajar en el ámbito de la salud y de generar un impacto positivo en la vida de las personas, tenemos también la responsabilidad de tomar los datos del CIS como argumento para reclamar a los decisores soluciones a los problemas del sistema sanitario, basadas en nuestro conocimiento del sector.

Para lograr nuestro propósito, tenemos a nuestra disposición dos herramientas muy claras: comunicar nuestra esencia a través de las relaciones institucionales. Es justo lo que nos mueve en Levin Institutional Health Affairs y en el grupo Tandem: Bringing health to live.

Juan Andrés Siles Rodríguez

Consultor Senior de Relaciones Institucionales y Comunicación de LEVIN Institutional Health Affairs

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