La diabetes: entre las 10 causas de defunción en el mundo
La diabetes ha pasado a ser una de las 10 causas principales de defunción, tras un importante aumento porcentual del 70% desde el año 2000. Actualmente, más de 420 millones de personas padecen esta patología en todo el mundo y se calcula que la cifra aumente a 578 millones en 2030 y a 700 millones en 2045.
‘Si no ahora, ¿cuándo?’ es el lema que ha establecido la International Diabetes Federation (IDF) para la celebración del Día Mundial de la Diabetes, el próximo 14 de noviembre, y que se va a centrar en la reivindicación del Acceso a la Atención en Diabetes en todo el mundo.
Para ello, la IDF ha preparado una serie de materiales centrados en los cinco temas principales de la campaña: Acceso a la Insulina; acceso a los medicamentos orales; acceso a la auto monitorización; acceso a la educación y soporte psicológico sobre la enfermedad; y acceso a una dieta y ejercicio físicos saludables.
Una serie de preocupaciones muy en línea con las marcadas en el Plan de Acción Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles 2013-2030 en el que se establecen cinco metas voluntarias a nivel mundial relacionadas con la diabetes para 2025 (que está a la vuelta de la esquina):
- Reducción relativa de la mortalidad general por enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes o enfermedades respiratorias crónicas en un 25%.
- Interrupción del aumento de la diabetes y la obesidad.
- Tratamiento médico (incluido el control de la glucemia) y asesoramiento de al menos un 50% de las personas que lo necesitan para prevenir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
- Un 80% de disponibilidad de tecnologías básicas y medicamentos esenciales asequibles, incluidos los genéricos, necesarios para tratar las principales enfermedades no transmisibles (incluida la diabetes) en centros tanto públicos como privados.
- Una reducción relativa de la prevalencia del consumo actual de tabaco en un 30% en las personas de 15 años o más.
Además, desde el comienzo de la pandemia, la OMS ha manifestado la preocupación sobre el hecho de que las personas con enfermedades no transmisibles, incluida la diabetes, corren un mayor riesgo de sufrir un cuadro grave de enfermedad por coronavirus o de morir por esta enfermedad.
Asimismo, la OMS hace hincapié en la importancia de la prevención y el control de la diabetes a lo largo del curso de la vida, especialmente entre los niños y adolescentes y sus familias, reduciendo los principales factores de riesgo, en particular las dietas malsanas y la inactividad física.
En referencia a los tipos de diabetes, aunque para ambos resulten claves las metas establecidas, en el caso de la diabetes tipo 1 es imprescindible. En el caso de la diabetes tipo 2, aunque no tenga cura una vez adquirida, tenemos en nuestras manos herramientas para mantenerla a raya ya que es consecuencia de años de malos hábitos y estilos de vida perjudiciales: sedentarismo, sobrepeso y obesidad, entre otras.
La diabetes tipo 2 es la forma más frecuente en personas mayores de 40 años y, según la OMS, uno de cada dos adultos con diabetes de tipo 2 no han sido diagnosticados. Una vez detectada, hay dos actuaciones básicas que son esenciales: bajar de peso si se tiene sobrepeso u obesidado, consumiendo menos calorías y adoptando una dieta saludable, e incrementar la actividad física.
Las cifras de esta patología se reducirían de forma sustancial si hubiese una mayor educación y concienciación sobre los estilos de vida saludables, alimentación y nutrición sanos, así como la incorporación de la práctica de actividad física y deporte como parte de la rutina diaria desde edades bien tempranas.
En este sentido, es importante recordar que en la lucha contra la diabetes todos podemos aportar nuestro granito de arena. Por un lado, actuando de manera responsable adquiriendo hábitos de vida saludables y, por otro, con nuestro entorno, educando a nuestros pequeños y apoyando a los que padecen ya la enfermedad a que se adhieran a esos hábitos saludables y a su tratamiento farmacológico si hubiera sido prescrito.
Asimismo, las autoridades pueden contribuir estableciendo y facilitando planes de acceso a insulina, medicamentos orales, educación y apoyo psicológico, autocontrol y alimentos saludables, así como facilitando instalaciones y promoviendo iniciativas para favorecer la práctica de la actividad física en las diferentes franjas de edad.
Desde las empresas, también somos responsables a través de la implantación de planes de formación y comunicación a los empleados que fomenten los estilos de vida saludables. En el caso de los medios de comunicación, difundiendo información veraz, contrastada y legítima sobre la enfermedad y cómo prevenirla a través de los diferentes canales.
Y, por último, servirnos de “herramientas” como la comunicación institucional sobre salud y los asuntos públicos para establecer puentes de comunicación, colaboración, alianzas e incentivación entre los diversos actores implicados en esta lucha contra la diabetes, que, en definitiva, somos todos.
Alfonso Perote
Responsable del área de Alimentación, Nutrición y Salud de LEVIN Institutional Health Affairs